Sabemos que quienes contratan seguridad privada son también responsables de la degradación de un servicio que se transformó, en algunos sectores, fundamental e irremplazable. La falta de control de ellos sobre las empresas, a pesar de ser legalmente “responsables solidarios”, suma un inconveniente más. Peor aún es el caso de aquellos que, por la importante facturación que generan, imponen precios viles, mansamente aceptados por empresarios inescrupulosos que descargan esa diferencia sobre las espaldas de los trabajadores, abonando salarios por debajo del Convenio y liquidando mal las horas extras, o directamente…
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