Este miércoles 24 de octubre participamos de una importante movilización para rechazar el intento del Congreso Nacional de aprobar el presupuesto 2019 diagramado por el FMI y ejecutado por un Gobierno que ya dio sobradas muestras de su obsesión a las políticas antipopulares y de sumisión a los grandes grupos económicos (al que ellos mismos pertenecen) tanto nacionales como extranjeros. El precio de los alimentos lo maneja el complejo agroexportador, el precio de los combustibles lo manejan las empresas de energía, los servicios públicos la “mano invisible” del mercado, el precio de los medicamentos los grandes laboratorios. Lo único que es regulado celosamente son los aumentos salariales, que como son un costo más para ellos, hay que aplastarlo lo más posible. De ser el país en Latinoamérica con el mayor salario mínimo, pasamos a ser el octavo. Lo lograron en poco menos de 3 años.
Este presupuesto pretende consolidar y profundizar este modelo. Recortes en todas las partidas y un extraordinario aumento en el pago de los servicios de la deuda externa, que triplica lo previsto para obras públicas. Llamamos a aquellos diputados que ocupan sus bancas a través del voto popular y sobre todo a aquellos que representan tradiciones que históricamente defendieron los intereses de los trabajadores que están consagrados es su propia doctrina, como el caso del Peronismo, que voten con coherencia y rechacen este nuevo ajuste salvaje, sino llevarán en su frente el sello de la traición para toda la eternidad.
Como es costumbre se preparó un escenario para desviar la atención. Ya en los días previos se denunció la extraña cantidad de piedras y cascotes, prolijamente preparadas en las adyacencias de la Plaza del Congreso. Mucha policía. Piedras que vuelan desde un pequeño grupo perfectamente identificable. Extraños encapuchados que intentan robar una camioneta y son rápidamente repelidos… por la policía, ¡no por los propios trabajadores que se encontraban en el lugar! Policías que salen del vallado del Congreso e inmediatamente detrás de ellos salen también personajes de civil, con mochilas, bolsos y bolsas y se confunden con la multitud. Luego la represión planificada, buscada y las detenciones selectivas cuando todo ya había terminado. Cuando casi todo nos retiramos, apareció un escenario de conteiner con humo y fuego, basura y piedras. Y los medios de comunicación transmitiendo esas imágenes. Objetivo: desviar el foco de atención. Ya no es el presupuesto del hambre, del ajuste, del FMI, ahora son los destrozos, que ellos mismos provocaron.
Mientras escribimos estas líneas, sigue el debate en el Congreso con un final incierto. Lo que va ocurrir ciertamente y sin lugar a dudas, es que los trabajadores vamos a seguir en la calle y no pararemos hasta conquistar una patria libre, justa y soberana.