Falta de capacitación: Antesala de la tragedia.

“En varias oportunidades afirmamos la falta de capacitación que sufren los trabajadores de seguridad privada. Esto lo hablamos también con empresarios del sector e integrantes de la Cámara Patronal. Más no obtuvimos avance alguno. Denunciamos que ante la obligatoriedad de tener el curso de capacitación, muchos compañeros mágicamente tenían en sus legajos el certificado comprobante del mismo sin jamás haberlo realizado. En otros casos aparecen en sus recibos de sueldo descuentos bajo códigos indescifrables que al preguntar su origen responden que son producto del “Curso de capacitación”, tampoco hecho.

Pero ¿Por qué se llega a esta situación? Hay varias respuestas posibles o una conjunción de todas ellas. Una primera aproximación sería que poco les interesa capacitar a los trabajadores, a los que ven sólo como un eslabón que les permite obtener una gran rentabilidad con muy poca inversión. Otra, una cuestión de costos. Los cursos se pagan y restan horas de trabajo. No lo ven necesario y la consideran solo una traba burocrática y por eso lo eluden.

Primera consecuencia: Al no haber capacitación y cuando la hay no es específica, no está actualizada y no incorpora las modalidades delictivas comunes y las nuevas, surge una situación que, de analizarla un poco, resulta grotesca. Un trabajador hoy presta servicios en un Hospital y mañana lo puede hacer en un Banco, en un Consorcio, en un Country, en una obra en construcción o en un Hipermercado. Todo esto como si fuera que no existen las especificidades en los distintos rubros. Parecería ser que es todo lo mismo. No ven la necesidad de formarse para prevenir modalidades delictuales que son peculiares en cada caso.

Segunda consecuencia: Esto suele desembocar en tragedia. En muertes. Se lo puede pensar como propio de la actividad, pero muchas veces se pueden evitar y son consecuencia de la escasa o nula capacitación. Y no son números. Son compañeros y compañeras. Son familias. Son hijos y padres. Son sueños destrozados por el afán de lucro y por la irresponsabilidad.

Sólo algunos ejemplos: José Luis Zamora (27) quiso evitar un robo en una estación de servicio y fue asesinado en marzo del 2014: Roberto Ojeda (41) intentó evitar un robo en una heladería de Sarandí, fue asesinado en abril del 2018; Claudio Pecci (41) prestaba servicios en el country Los Fresnos, intentó identificar a un grupo de delincuentes que ingresó al predio y fue asesinado de tres balazos en marzo del 2017; Marcelo Cardozo (40) intentó evitar el robo en el negocio de lotería donde trabajaba en Almirante Brown, lo asesinaron con dos tiros por la espalda en mayo del 2018; Juan Álvarez (57) quiso frustrar un asalto en un Supermercado de Quilmes, asesinado a balazos en enero de 2011; Fabián Nievas (32) fue asesinado en el robo a una mueblería en Lanús. Fue en diciembre del 2017. Luis Luján (35), asesinado en un intento de robo en el Carrefour de Godoy Cruz, Mendoza, en enero de 2017; Oscar Arguello (41), asesinado al intentar impedir un robo en una agencia de turismo en pleno centro porteño; Ricardo Luna (29) estaba haciendo los recorridos de rutina en la Parroquia Virgen Inmaculada en Villa Soldati y nunca regresó a su hogar, cuando lo fue a buscar su esposa estaba ensangrentado y muerto en el suelo.

Lamentablemente son sólo algunos ejemplos. ¿Cuántas muertes se podrían haber evitado con capacitación? No sabemos, pero seguro que muchas sí. Es por esto, por estas familias, que insistimos en la necesidad de reforzar urgente la capacitación”.

 

Entradas relacionadas

Deja tu comentario