Desde el Sindicato Unidos Trabajadores Custodios Argentinos (SUTCA) repudiamos enérgicamente la cobarde agresión sufrida por Gustavo Granucci al intentar impedir que un sujeto, Miguel Ángel Paz, violara la cuarentena obligatoria dispuesta por las autoridades sanitarias del Gobierno Nacional.
Si bien las imágenes son impactantes, este no resulta un hecho aislado, la propagación del Coronavirus tiende a potenciarlo. El odio de clase expresado por individuos que por su poder económico se creen por sobre las leyes suceden con una alarmante asiduidad y se multiplicaron en los últimos años, cuando desde las esferas oficiales se incitaba al odio al adversario, al diferente.
Trabajadores de seguridad privada golpeados en la playa de estacionamiento de Hipermercados o en las guardias de hospitales, compañeros agredidos en el puesto de guardia de barrios cerrados por el solo hecho de ser celosos de sus funciones e identificar a invitados o revisar los baúles según el protocolo.
Ante este lamentable hecho solo queda exigir justicia. Celebramos que el Presidente de la Nación Alberto Fernández haya condenado la cobarde actitud inmediatamente. Es una fuerte señal. Pero debemos reflexionar al respecto y señalar las semejanzas con el asesinato de Fernando Báez Sosa, con su componente clasista y de desprecio de un sector de la sociedad hacia otro. Y tomar acciones concretas y líneas de acción claras con la convocatoria a un Consejo de Seguridad con la participación de representantes de los trabajadores.